La vivienda se sitúa en una parcela de gran extensión de la urbanización de Sotogrande, en las proximidades del campo de golf.
Construida como segunda residencia de una familia amplia, la vivienda da respuesta efectiva a un programa variado y complejo. Un patio central de planta cuadrada, y 15×15 metros de superficie, toma el protagonismo de la planta, disponiéndose el resto del programa alrededor del mismo, apoyándose en la existencia de patios privados que constituyen una efectiva transición entre el espacio abierto del jardín y las estancias. A través de la galería del patio se produce al acceso a las diferentes alas de la vivienda, constituyéndose como organizador de la planta.
La zona de acceso, recepción y servicios se sitúa en el lado oeste del patio central. El dormitorio de los padres se separa de esta área a través de un comedor abierto, y se localiza en el lado norte del patio. Los dormitorios de los hijos se localizan en una pieza de dos plantas de altura, que constituye el borde este del patio. Hacia el sur, el patio abre su galería hacia el jardín y la piscina, que se sitúa en la parte más baja de la parcela, al pie de un complicado sistema de aterrazamientos. A pesar de su protagonismo, solamente el salón de la casa se abre completamente hacia el patio a través grandes huecos acristalados. Las estancias de padres e hijos sólo presentan una escueta puerta de comunicación.
La geometría de la casa se encuentra totalmente condicionada por la adopción de un sistema estructural estricto, como es la bóveda de arista de 5×5 metros que, por repetición, estructura la totalidad de la planta. Así, la bóveda se muestra completamente abierta hacia el exterior, como en el efectista porche de acceso y en la galería del patio, mientras que cuando se cierra conforma un espacio interior fluido, compartimentado con particiones que se adaptan a los usos requeridos. Constituye, junto al color blanco y el revoco a la tirolesa de los patios, un guiño formal evidente a la arquitectura vernácula, que se radicaliza en los huecos de las fachadas exteriores, construidos como troneras que introducen una luz siempre indirecta hacia las estancias.