El centro de empresas aterriza en el sitio con el animo de la confrontación hacia un trozo de ciudad “típicamente andaluza”. Su elemental geometría actual aislando del entorno, evitando tocar a los vecinos, dotándolo de autonomía, mostrando sus medianerias como fachadas, rescatando las de los vecinos como único valor en esos edificios con fachas de arquitectos, rechazando alineaciones, dilatando el espacio publico, transformando los huecos-ventanas de la seriaron de despachos en celosías con capacidad de expresión plástica y de abstracción, valor de reclamo, en ese difícil equilibrio que supone moverse en lo publicitario sin abandonar el sitio de la arquitectura.