En 1937 Cádiz empezaba a apostar por la apertura comercial y la renovación de su recinto intramuros, y en este sentido, las operaciones planteadas por Sánchez Esteve en la Avenida Ramón de Carranza, se convierten en el emblema de la renovación de la fachada urbana gaditana a su esperanzador Puerto Comercial.
Tras una primera introducción de la estética racionalista en el Cine Gades, este encargo le permitirá romper definitivamente con el perfil tradicional de la ciudad histórica, planteando una intervención no libre de polémica pero de gran equilibrio y serenidad. Es una obra ligada a la corriente más expresionista del racionalismo en la que aparecen temas comunes en la producción de su autor como el dinamismo del tratamiento de los volúmenes, la transposición moderna del esquema tripartito y el sentido de la movilidad. Esto se consigue mediante la descomposición de la envolvente exterior del edificio en una rica mezcla de volúmenes que alterna hueco con macizo y redondea sus esquinas.
La composición combina un tratamiento diferenciado de la planta baja y entresuelo, destinados a oficinas, que se retranquean respecto a las plantas superiores, seriadas, destinadas a vivienda, para acabar en un complejo remate apergolado que identifica la propuesta urbana. Y todo ello bajo un impecable cerramiento de hormigón armado ejecutado in situ.