La forma del edificio surge, por un lado, de las consideraciones sobre el lugar en el que se implanta y, por otro,, de la propia organización interna del programa.
En relación al entorno, el edificio se ubica en una parcela cuadrada situada en un enclave estratégico de la ciudad: la entrada norte desde la A4 y desde el aeropuerto; y próximo al parque empresarial. Todo esto, unido a su situación de esquina de una gran manzana, ha condicionado su tratamiento como hito, conformando un único volumen prismático. Tres de sus fachadas se abren al exterior a través de grandes cristaleras protegidas por un sistema de lamas de hormigón que confieren unicidad al edificio. La fachada norte, un muro de hormigón blanco con un juego de huecos más contenido, potencia aún más la transparencia del resto de las fachadas.
En cuanto a su organización, la lana se distribuye en torno a un patio central que ilumina las zonas de circulación este las que se accede a los distintos módulos de oficinas, Estos módulos se conciben desde una flexibilidad funcional, ya que se plantea una disposición abierta que admite tanto la unión de estancias contiguas como la división en pequeños despachos.
En el lado opuesto, y separado por los vestíbulos de acceso a cada planta, se sitúan los módulos de servicios comunes del edificio.
En planta baja los dos accesos al atrio de entrada de doble altura potencian la permeabilidad entre la avenida, los espacios verdes y el resto de los edificios de viviendas, que forman parte de una misma actuación.