Por razones funcionales de segregación por edad y sexo, se descompone el colegio en diversos bloques que permanecen débilmente hilvanados a través de sutiles pérgolas. Con una estética racionalista bastante tardía, y desde un número muy reducido de elementos organizativos y compositivos, se configura un conjunto funcionalista efectivo y de gran elegancia formal.
Los quiebros de los bloques animan el conjunto, casi como única concesión plástica, a la vez que referencias los accesos.
Ha permanecido como centro scolar de forma ininterrumpida. Ha tenido diversas ampliaciones y hace unos años sufrió una importante reforma que redujo las dimensiones de los huecos alterando las condiciones estéticas iniciales.