En ocasiones en que las estructuras abren nuevos campos de experimentación, la arquitectura, abrumada unas veces, y voluntariamente otras, se repliega a ser un agradable compañero de viaje. Una brillante solución estructural, una lámina plegada de hormigón armado a modo de gran marquesina, desarrollada por Rafael López Polanco para Ayesa, construye un gran contenedor abstracto y diáfano, que a la vez asume toda la carga formal y espacial del edificio. Solución de gran efectismo, que se nos muestra más débil en los añadidos arquitectónicos a la solución estructural básica.
Edificio singular en la ciudad, de promoción municipal, símbolo, como casi siempre que se apuesta por grandes estructuras, de la confianza en el futuro de una sociedad que vive sus primeros años de municipalidad democrática.