Una operación de tratamiento de jardines y acondicionamiento de la margen derecha del Guadalquivir y ligada al Molino de Martos (rehabilitación del mismo autor) es entendida por Navarro Baldeweg como un ejercicio minimalista de fuerte carga geométrica de carácter abstracto, donde el paseo del borde fluvial cobra especial protagonismo. Una radiación desde la Ermita de los Santos Mártires engancha con otra confluencia de trazados que genera cierta tensión en el punto más estrecho de la ordenación. De ahí, otra radiación en abanico, menos rígida, ordena paseos escalonados con puntos de estancia, descanso y contemplación de la ciudad histórica, dotándose de varios elementos de kioscos y mobiliario. Una combinatoria de estanques o láminas de agua y césped continuo alfombran cada uno de los grandes parterres de este jardín con evocaciones tanto mediterráneas como nórdicas. En el tratamiento material cobra bastante protagonismo la cerámica, además de piedra y metal.
El deseo de la ciudad de superar los murallones del borde del río en beneficio de un tratamiento urbano consigue en este caso, junto con su otra orilla en el parque de Miraflores, una cualificación de alto nivel que se fragua en 2003. Recientemente, en 2011, se colocó en los jardines un avión donado a la ciudad.