Con la redefinición de las alineaciones y de las calles concurrentes, la intención fue elevar la altura de manera uniforme a cinco plantas con el suficiente orden que guardara relación con la escala de la plaza, además de dictarse el “estilo renacimento” como composición estética.
Desde 1925, en un periodo de cinco años ya que la obra se finaliza en 1930, se construyen los principales edificios que la conforman, dentro de las distintas estéticas historicistas del momento (regionalismo, neobarroco, art decó) y se traslada a su centro la estatua ecuestre del Gran Capitán, obra del escultor Mateo Inurria. De la anterior ordenación de la plaza subsiste, en el nº 2 de la calle Diego de León, el edificio del Instituto Provincial, obra del año 1897 del arquitecto Pedro Alonso.
El edificio de la Unión y El Fénix (1926) en el nº 5, de Benjamín Gutiérrez Prieto, destaca por la elegante solución de su esquina donde un ventanal de triple altura se enmarca por columnas que sostienen un templete circular coronado por el Ave Fénix. En la esquina con la calle Jesús y María nº 1, el edificio de Siena (1928) del sevillano Aníbal González constituye una buena muestra de su peculiar estilo regionalista con ladrillo aplantillado. El Palacio de los Colomera (1928) en el nº 3, del arquitecto Félix Hernández, combina una casa solariega en sus dos primeras plantas con una estructura de pisos y una fachada rematada por dos torreones de influencia borrominesca. Otros edificios de interés son el nº 7, sede de Telefónica, obra de 1926 de Ramón A. Alvarez; el nº 2, sede de la Equitativa, obra del año 1926 del arquitecto Félix Hernández, así como los edificios que conforman la esquina con la calle Cruz Conde (Enrique Tienda, 1928), con la calle Gondomar (Carlos Sáenz de Santamaría, 1944) y con la calle Málaga (Rafael de La Hoz Saldaña, 1927).
Se conoce la existencia de la plaza de las Tendillas, mucho más pequeña que la actual, desde el siglo XV, época en la que se inicia su actividad comercial en tiendas de escaso tamaño, origen de su denominación. Una serie continua de reformas y ampliaciones, motivadas por la estrechez espacial para las nuevas funciones, culminan con la de 1925, siendo alcalde de la ciudad José Cruz Conde. Tras la demolición del Hotel Suizo en 1921, que ocupaba el solar del antiguo Convento de la Encomienda de Calatrava, y siguiendo el proyecto del arquitecto Félix Hernández, la plaza de las Tendillas se convirtió en el centro neurálgico de la ciudad.
Toda la operación de ensanche del sector noroeste del casco histórico para dotar a la ciudad de un centro comercial higienista y moderno que superara la trama islámico-medieval del barrio de Trascastillo y uniera el corazón (Tendillas) con la zona norte y el ferrocarril fue recurrentemente pretendida desde el s. XIX, comenzándose con la calle Nueva (o Claudio Marcelo), la ampliación y remodelación de la plaza de las Tendillas, y realineaciones de varias calles.
