El Hospital General de Córdoba es un proyecto de 1965-66 de Rafael de La-Hoz Arderius en colaboración con Gerardo Olivares James y supone un salto dotacional excepcional en el panorama andaluz de la sanidad en su época. Los referentes de este hospital pueden encontrarse en los prototipos de la arquitectura sanitaria europea, más especialmente en la nórdica de Alvar Aalto, quien marcó un precedente de gran influencia con su hospital de Paimio.

Se sitúa en el sector suroeste de expansión de la ciudad por aquel entonces, zona vocacionalmente dirigida a las instalaciones hospitalarias y universitarias, sus campus y un nuevo gran parque entre la ciudad histórica y estos equipamientos. De algún modo, esta nueva parte de la ciudad, idealmente contemporánea, viene a recuperar el más antiguo asentamiento, prerromano, de la Córdoba turdetana. La posición del hospital ocupa un alcor que sobremira al río en dirección sur. El empaque de la implantación se muestra nítida y visible desde la llegada a la ciudad por esa orientación.

Para el desarrollo programático, el autor entiende que la solución que propone es la traducción arquitectónica de la definición del hospital como lugar donde se hospeda al enfermo para su curación. Por lo tanto, la dualidad hospedaje-curación se traduce en una dualidad de caracteres: entender el hospital como hospedería implica el moderno concepto de hotel. Por otro lado, funcionalmente, hay que verlo como máquina de curar.

Todo esto se traduce en dos direcciones antagónicas: una, la de hotel, que es estática; otra, la máquina es industria, y ésta es, eminentemente, cinemática. Entremezclarlas solo puede producir destrucción del bienestar del hotel y desorganización en la máquina de curar.

Por lo tanto se propone una traducción literal a la estructura espacial y física. Si hay dos funciones básicas, cada una tendrá su lugar y forma diferenciados. Dos grandes paralelepípedos, basados en una modulación de 6x6m, maclados entre sí ortogonalmente y de acentuadas proporciones, horizontal el uno y vertical el otro, dan cabida a la tradicional distinción entre diagnóstico-tratamiento y hospitalización. El primero, por asimilación a las funciones de taller y laboratorio, se realiza en el volumen aparente de una sola planta que se apoya en el terreno sobre pilotis (en realidad son dos, la más baja semienterrada) con iluminación constante desde el norte mediante aberturas cenitales en diente de sierra. Esta posición resuelve los temas de accesibilidad de manera inmediata, además de posibilitarse el crecimiento indefinido. Una preocupación por la adaptación a los cambios tecnológicos se denota en las posibilidades de flexibilidad de su distribución, siempre apoyada en la trama ortogonal de la estructura que sigue la modulación referenciada.

Este horizontal y aplastado paralelepípedo recoge en su planta semisótano todo el almacenaje, archivos, morgue, lavandería, vestuarios, cocinas, comedor de personal, etc. La planta superior está destinada a los quirófanos y consultas principalmente, pero resuelve los accesos rampantes y las conexiones generales, especialmente con el paralelepípedo vertical. También absorbe las funciones de rehabilitación, administración, capilla y cafetería de visitantes.

El volumen de habitaciones, parte hotelera del hospital, lo conforma un gran prisma delgado en su verticalidad que mira al sur, puenteando al horizontal, y en el que se enfatizan de manera muy clara las grandes terrazas voladas en toda su longitud, que posibilitan la estancia y el paseo, a la vez que solucionan el problema del asoleo en estas latitudes. Los laterales del prisma enfatizan la sensación de liviandad de su volumetría por el hábil repliegue en el engarce de las terrazas. Éstas provocan un fuerte ritmo de líneas horizontales, y su profundidad y los accesos a este volumen mediante amplias escaleras protegidas por grandes marquesinas consiguen dotar de sensación de ingravidez a tan contundentes masas construidas.

Las plantas de habitaciones resumen de forma concisa su funcionalidad. Al sur, generosamente dimensionadas para dos camas, miran todas las habitaciones al paisaje, con la anteposición del vuelo de las grandes terrazas. En la crujía norte, separadas por la galería de circulación, se encuentran las comunicaciones verticales, el puesto de enfermería y todas aquellas dependencias propias para la atención del enfermo. En contraste con el ritmo horizontal de la fachada sur, esta cara norte se dota del contrapunto de unas lamas verticales que pueden girar.

El concepto funcional arrastra a un cuidado especial en la organización y dimensionamiento de circulaciones y de instalaciones, consiguiendo un gran estanque en los jardines con la excusa de la refrigeración de los circuitos de climatización. Hoy día, algunas reparaciones pudieran tergiversar la nitidez de diseño original.

Dirección postal

Nuestra dirección:

Hospital. Córdoba. España

GPS:

37.86996083664725, -4.791893355515299

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Autor/es

Rafael de La-Hoz Arderius y Gerardo Olivares James

Fecha de proyecto

1966

Fuente

DAROCA BRUÑO, Francisco, Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea. Provincia de Córdoba. Hospital General, 2007.